viernes, 29 de abril de 2016

Muerto en nuestra guerra.

Maltrecho
en el lecho de esta guerra,
absurda guerra
de miradas evasivas
uno del otro.

Muerto de miedo
en aquesta trinchera
en la que me encuentro
solitario
y completamente derrotado,
con temor a perder
más partes de mí,
aunque pocas quedan ya.

Ante ti,
en esos cara a cara,
me encuentro armado
con lápiz y papel
y mis ya inútiles versos.
Tan solo quiero morderte
en tu tersa yugular
hasta oírte gritar
tus mil y un orgasmos.

Abatido de un tiro
como un solo guiño
de esos ojos profundos.

Derrotado,
tirado en el suelo,
agonizando
y pidiendo clemencia a la muerte
para que termine ya
con este trabajo a medias.

Protegeré
mi corazón como nación,
y mi frontera en tus labios.

domingo, 17 de abril de 2016

Caminando por París y sin ti

Ahora
en lo más lejos de tu presencia,
pero donde aún puedo ver
tu ilusorio reflejo,
he conseguido perderme,
pero ni un ápice de la forma
en la que me pierdo entre tus lunares.

Me cuesta no recordarte
cada vez que veo escrito,
en los muros, un:
"Je t'aime"
el sentimiento
que siempre te dirigí
cuando miraba tu verdoso iris
y mi alma caía ante ti.

Anduve
por calles llenas de romanticismo,
odiando cada trozo de amor
por recordar todo lo sentido
hacia ti,
y sabiendo
lo bonito que sería estar
los dos
aquí
odiando ese amor
que tanto nos ha machacado.
Sería tan bonito
y tan hipócrita
que me duele.

Envuelto entre los poemas
y la bohemia
del "Shakespear",
como si volviera a estar
entre tus rizos,
entre tus mejillas sonrojadas,
y donde se escuchan
gritos en silencio
diciendo:
"Je vous aime
pour le reste
de mai éternite".

En la cima más alta
de la ciudad,
donde se desgastan
los labios,
en la cima de París
donde los besos
se sienten
con el doble de corazón
y con el triple de pasión,
me doy cuenta
que me sobra este frío
y me falta primavera.


en mi eterna derrota,
dentro en cama
fuera en huracán,
donde los mares
se convierten en océanos,
y en el que sigo siendo esa
crónica de una muerte
anunciada.

Miro las palabras
y las miradas hablan
no se lo que quiero
no se lo que debo.

Sigo teniendo mil y un miedos,
que me mantienen respirando
pero no vivo,
miedo de quedarme aquí
andar entre bulevares
y perderte de vista;
pero sé
que no hay ciudad
que se pueda comparar
con tu contorneada espalda.

sábado, 9 de abril de 2016

Mil y un cigarrillos a tu nombre.

Llevo mil cigarrillos
consumidos,
entre los bastidores de mi vida,
cada uno a tu nombre,
y que de la misma forma
que lo haces tú,
me matan completamente 
por dentro.
 Encuentro mil paquetes
de Chester entre mis cosas,
que al igual que yo,
están vacíos
y perdidos en los días.

Solo quiero coger la maleta
llenarlo de nuevos sueños,
 emociones diferentes
(dejando atrás ya
todos los sentimientos),
coger un paquete nuevo,
fumarme mil y un cigarrillos
con un nuevo nombre,
y montar en el primer vuelo
que me lleve tan lejos
que ya no pueda sentir tu mirada
y pueda vivir o morir
en paz.

Viajar lo más lejos posible,
donde pueda huir
de tu reflejo en los cristales,
aunque tema tu ausencia
y la desolación de tus acaricias.

Transcurren mis días,
mis perdidos días,
en lo fácil de mi auto-crueldad.

Sigo dudando
si fue buena idea
que tus labios rojos
me dejaran tanta marca
sin que yo,
estúpido de mí,
no hiciera nada cuando debía.

Ahora
entre los mil y un cigarrillos,
y con más copas en el cuerpo
que en toda mi vida he tomado,
intento aguantar
el sufrir de esta locura
que me ata,
y de la que hace tiempo,
decidí desistir de pensar
que es transitoria.

 Y por ahora
el tabaco
sigue apestando mucho menos
de lo que apesta la falta de tu tacto,
y estos ceniceros
tan llenos de recuerdos,
jamás han estado
tan vacíos de ellos.

Me encuentro entre luces rojas
de malditas carreteras
sin ningún fin,
en el que tan solo,
por absurdo e incoherente
 que parezca,
quiero encontrarte otra vez
para poder mirarte a la cara,
cogerte de la barbilla
y decirte "Adiós"
dándote un último primer beso.