jueves, 21 de enero de 2016

Tirado y borracho.

Me encuentro tirado bajo tu portal,
la noche no puede ser más dolorosa,
no me queda más whisky
donde ahogar palabras.
El frío inunda mi piel
de escalofríos,
y de lágrimas, mis ojos.

No quería verte partir,
créeme cuando te digo
que no hay frío comparado
con tu ausencia,
créeme cuando te digo
que soy feliz contigo
que no puedo articular palabra escrita
junto a ti.

El pobre diablo en el que me he convertido
con el alma impregnada de desgarros,
de valentías arrastradas por el suelo,
de venas cortadas y gangrenadas,
no para de gritar y sufrir.

Sigo borracho bajo tu portal,
sin saber qué hacer,
sin saber
 si te desvelarías por estar un rato conmigo,
sin saber
 cuantos cigarrillos me quedan.
Agonizando,
esperando a que bajes
y me muerdas.

Ahora,
el roce de tu piel  me hace llorar,
no comprendo lo qué pasa.
Me siento en un estado de espera
en esta calle oscura
sin poder explicar
por qué siento aún esto
por qué mi alma no puede borrar
sin reírse en mi cara.

Quiero volver a sentir
tus huesos en esta batalla,
quiero dejar de sentir el frío
en mi interior en esta calle oscura.

jueves, 14 de enero de 2016

Entre pecho y espalda

 No eres más que una simple letra
de entre todos mis poemas,
solamente has dado en paseo
entre mi pecho y cabeza.

Letra que se ha vuelto pura ironía
de una sonrisa helada,
transformada en una última chispa.

No me vuelvas a mirar así, 
por favor,
no vuelvas a ser pronunciada,
 mi maldita voz no aguanta
el ser opacada por tus ojos.

¿Y ahora qué?
No aguanto bajo la lluvia sin ti,
ya no soporto la melancolía 
de los relámpagos en la soledad.
Paso las noches entre tormentos
en el que las llamas
arden entre mi pecho y espalda,
en el que el alcohol
no puede inhibir ya dolor.

El miedo se expande
confundiendo lo que es real,
mintiendo en mi imaginación.

¿Qué puedo hacer yo?
Si solo soy un hombre más,
olvidado entre tu piel,
solo he perdido la razón
la cordura,
e incluso, sin darme cuenta,
la locura
sobre tu pecho
sobre los lunares de tu espalda.

Escaparé,
y me encontraré
desdibujando todo el tiempo silencioso,
reencontrando razones,
escuchando la tierna voz
que susurraba al oído
mi nombre como si fuera único
e inalcanzable.

miércoles, 13 de enero de 2016

Solo dime algo.

Sangran las miradas entre salidas;
 las dichosas palabras, que tanto cautivan,
los momentos tiernos;
las noches más oscuras, pero juntos;
sangran los besos, entre sonrisa y sonrisa;
pero cuando más sangran
es cuando no los das,
cuando tu atención se pierde
entre ineptitudes 
y antonomasias.

El tiempo no apremia los esfuerzos,
no permuta el resultado,
la lucha entre las miradas
no cambiaron lo maldito esperado.

Quemada ya mi garganta
por aullar demasiado, en busca de tu presencia.
No hay nada que puedas hacer
para que este insomnio
no salga de mi puño y letra.
Aún encuentro susurros bajo mi almohada.
Puedo sentir aún las locuras de mi cabeza,
aunque cada vez más entrecortadas;
los llantos no ceden a la tranquilidad,
rompen sobre mi rostro
sin saber cuanto más aguantará.

El intervalo estático,
la silenciosa danza que transcurría
cuando podía mirar la profundidad de tu mirada,
sin más oportunidad que ninguna,
a llegado a ser consumida
por la ceguedad de tus actos
y lo inalcanzable de ti.

No he dejado más que mi total,
mi alma 
mis malditos versos
en una inutilidad de sueño,
pendiente siempre de un hilo,
para llegar a pesadilla.
Me moriría si no fueras ese sueño,
si no fueras esa proporción
que me hace ser más demente,
pero la agonía entre el ser pesaroso
y misántropo que soy,
y tu destructor ser
y dividida.
se hace irritable.

Solo dime algo.