A contraluz.

Ella estaba a contraluz del sol,

como a mi me gustaba,

pude observas su figura

su pelo hondeando al viento.

Yo la miraba,

me moría por besarla,

pero no me moví,

sabía que no había posibilidad

de mejorar ese momento.

Ella me miró,

su sonrisa me cautivaba,

casi en el abismo le agarré

su cintura inquieta,
le mire fijamente
notaba la brisa pasar
entre nuestras narices
entre nuestros labios.

En la cima del mundo
ahí me encontraba,
el sol seguía acariciando su espalda
seguía contorneando su precioso cuerpo.
Quería sentirme libre,
libre encerrado junto a ella;
quería volar
y morir junto a ella.

La situación.

Quiero que sepas

que le insomnio y la cerveza

van perdiendo poco a poco

su valor.

La vida lo pierden

cada vez que te vas,

eres experta

en hacerme perder la cabeza.

Maldita seas,

¿por qué te fuiste?

me haces responsable 

de fallos que no cometí.

Te creías la princesa del cuento

tu egoísmo

tu egocentrismo

tu maldita forma de ser

te llevó en la soledad que vives,

aun abandonándome tú.

Maldita la condena de tu ausencia,

fabricaste la felicidad en mi

en base a mentiras

ahora creas la desolación 

con la falta de tu presencia.

¿Quién es el ganador?

¿Quién es el perdedor?

¿Quién es que más extraña?

¿Quién es el más realmente jodido?

¿Quién es el que llegará al suicidio?

Noche.

La noche que empezamos con un juego,

un juego de seducción,

nuestra gran fogosidad mostramos,

bajo un cielo escuro y estrellado,

en un lugar perdido
y alejado.

Terminamos con el juego,

con esa dulce sensación de pasión,

tu moreno cuerpo exhausto

estaba tan encendido como mi cigarro.

Miraste mi alma con tus marrones ojos

y me quitaste el cigarro de los labios

lo llenaste de tu carmín rojo

¡Por Dios!

Jamás quise fumarme más ese cigarro

que en aquel momento.

El humo, que salía tocando

tus tiernos labios,
se mezclaba con el anochecer oscuro
con el cielo estrellado.

Me diste un beso
te correspondí con otro,
volvimos a desfogarnos
cuerpo y alma con alma y cuerpo.

Luna en el anochecer.

No paro de pensar en la hora,

son las 3 de la madrugada,

la calle está solitaria

y no es la única.

La luna se alza 

en el cielo negro, alejada,

brillando más que las farolas.

Luna llena

mírame

y dime qué se siente

estando tan sola,

que tantos de puedan mirar,

y tan pocos tocar.

Eres un sueño en la lejanía.

Un gato se detiene de su caminar

y te admira,

como si le llamaras

como si te necesitara.

Escucho su maullar

lleno de sentimentalismo,

escucho sus sollozos.

Sigo caminando,

me pierdo por no parar de pensar,

por no parar de mirar hacia donde vas,

¿a dónde me quieres llevar?

sigo sin comprenderte,

no me dices nada,

por más que te pregunto

no sabes responder mis inquietudes.

Dime que ves llegar tu final por hoy,

que la luz del sol te deja de lado,

pero que volverás mañana

para brindarme tu brillar

en la oscuridad

de la soledad.

Estaciones.

Seis de la madrugada,

las nubes lloran, en el azul,

(ahora gris)

en pleno verano,

porque la dulce primavera 

ya se ha alejado.

Tu otoño aún queda lejos

y tu frío invierno

es imposible de divisar.

Este caluroso verano quiere morirse,

quiere helarse de frío

en tu eterno invierno.

La primavera marchitaría sus hojas

por llover junto a tu otoño.

Te gusta la melancolía de la lluvia

y mi me gusta verte melancólica bajo ella.

Eres invierno,

eres frío,

eres la lluvia

que golpea mis mejillas.

Amanecer del día dos de Julio.

Cambiaría mi cielo

por un infierno a tu lado,

cambiaría mi felicidad

por una tristeza junto a ti,

porque para mi

no existe mayor alegría

que estar junto a tu vida.

Me entran ganas de llamarte

y decirte lo que siento,

aunque no sé realmente lo que siento

no sé si me gustas

o si solo te quiero,

o si, simplemente,

te amo hasta la locura.

La ausencia de tu voz

me llena de amargura

una amargura arrellanada en mi interior.

Pero veo la daga

escondida en tu espalda,

apunto de atravesar 

mi pecho,

mi corazón,

mis ganas de amarte.