lunes, 12 de diciembre de 2016

Un nuevo inicio

Me encuentro completamente harto,
harto de buscar entre los rincones
que todos intentar evitan,
harto de mal interpretar acciones
y perder cordura,
a favor de nombres efímeros.

Me mentiría a mí mismo
si dijera que los días vuelven a tener color,
si ni siquiera he podido volver a abrir los ojos.
Me aterra completamente
el ver más allá de mi individualidad.

Ya no puedo ni acercarme,
ni oír.
Ahora
solo quedan
 versos perdidos entre tus piernas.

Temo:
el volver a hacer que el silencio
no sea más tiempo perdido;
que vuelvan a temblar mis sentimientos,
y que se abran las heridas,
que muerto me habían dejado;
el volver al terrible principio,
y, como todas las veces,
no encontrar el final.

No quiero personificar, de nuevo,
un dulce imprevisto
que queme desde el tallo
hasta cada pequeña hoja.

Puede
que me duela más cuando me aciertan
que cuando me fallan.
Puede
que me asuste lo etéreo
que no pueda convertirse en eterno.
Puede
que las maneras no fueran las mejores,
pero me perdí de nuevo,
como tantas veces lo hice,
ya hace demasiado tiempo.

Todo es producto de mi imaginación
que como siempre,
me traiciona en cuanto te ve.
Quiero volver a ver,
lo que nadie jamás a visto en ti.
Volver a verte recién levantada
agarrada a un cigarro.

jueves, 4 de agosto de 2016

Dolor en las palabras.

Dicen los versos
que ansían tus besos,
que basta ya de tantos destrozos,
a este corazón, en pozo,
que tantos recuerdos desbrozó.

Revientan los llantos
entre miles de anocheceres, aullando,
después de ese último adiós
en el que casi me dejé la voz,
temiendo
que mi ropa perdería tu olor.

Intento sanarme con otros labios,
mientras te maldigo en silencio
por dejarme sin mundo,
naufragado
y sin rumbo.

Sé que es ilógico,
nuestros lugares ya no son lo mismo.
Donde se quedó todo llorado,
no puedo ni mirarlo,
porque termino
completamente derrumbado,
 delirando,
sin saber como seguir flotando
aunque muera temblando.

Hay que ser honesto,
ya no vale disimular más gestos
que insinúen volver a querernos,
porque aunque entre tus dedos
mi historia esté expuesto,
juntos, ya no desafieremos
más inviernos.
Junto a lo infinito,
moriremos,
sin saber en qué extremos.

Sí,
te echo de menos,
te has convertido en mis anhelos
en cada noche sin sueño.
No sé
si moriré tirado
entre tantos recuerdos,
 que tu piel me ha dejado.
Tu silueta
completamente, me ha abandonado,
con un rastro de dolor
dejando.





miércoles, 13 de julio de 2016

¿Nos hundimos en el infierno?

Bajé al fondo del infierno
esperando hallar
otro momento entre tus senos,
o vender mi corazón,
a riesgo de encontrar
una peor postora.

Yo
temblando junto a mis sentimientos
por volver a verte,
olvidando mis besos
y volviéndome aún más demente.
Tú,
nacida de las más lejanas estrellas,
interrumpes tu continuo vuelo,
olvidando atardeceres,
para derrochar dolor por tus poros
y dañando a cualquier alma que se te acerque.

Y sí,
te he querido,
aunque no tengas solución,
y me destroces,
con cada una de tus palabras.
Joder,
no quiero ser otra vez el idiota
que te llama de madrugada
pidiéndote otra balada.

Pajarillo inquieto
tomas tu vuelo
hacia lo infinito de estrellas,
en busca del alma
que mandaste directamente
a los confines infernales,
aunque en ello te cueste las alas,
sin aclarar un por qué.

Y te espero
en este infierno
lleno de cuadros sin color,
y donde cada vez siento más fríos
los dedos que antes mantenías calientes.
Eres
la culpable de todas mis guerras,
hunde tu amor
en algún corazón,
si no llegas a encontrar
lo que queda del mio.


martes, 5 de julio de 2016

No es suficiente.

Rompes la mutua indiferencia,
estipulada,
no en contrato,
pero sí en ilusorio pacto.

Te atreves a llamarme,
borracha,
a las 5 de la madrugada,
con una de nuestras canciones
(aunque no te acuerdes de ella)
al fondo de un audio,
diciéndome,
que no te has podido olvidar de mí
durante todo este tiempo.
Ironías de la vida,
que no se harta de burlarse 
de este perro vagabundo.

¿Cuánto más he de sufrir por ti?
Si maltréchaste mis besos
en todo el pasado.
¿Intentas destrozar los ápices que quedan de mí?
Joder,
si siguiéndote he perdido el norte,
llegando a no saber si vivía en tu cuello
o en el mio.
¿Quieres volver a morderme
sin buscar más que amistad?
He dejado demasiadas cosas perdidas
en el maldito camino
para volver a otra de tus mentiras,
para volver a perder y perder,
aún más, de lo perdido que estoy ya.

Volví al punto,
en el que ya ni existe orgullo,
ni mucho menos,
nunca hubo orgullo
tal y como tú piensas,
si lo único que soy en un atajo
de miedos
y nervios,
incontrolables,
al ver pasar tus ojos.

Me he balanceado por un hilo
encima de un vacío,
por ti.
Soy todo lo que soy
por ti.
Y tu eres lo que quiero,
y por ende,
no quiero perder.

sábado, 2 de julio de 2016

Sigues (presente y pasado)...

Y sigues...
sigues rondando por los pensamientos
con paso firme e incesante,
somo si fueran las callejuelas
por donde vivían nuestros días;
sigues
alterando cada uno de mis sentidos,
aún con tu presencia más que ausente;
sigues dando pequeños disparos,
a sabiendas de la debilidad de mi piel
y de la poca profundidad de mi corazón;
sigues
y seguirás estando,
 sin estar, en este presente,
que está más perdido, y
sigue, dando los mismos
palos de ciego
que cuando apareciste.

Te vi,
 no pude evitar huir,
(cual perro cobarde,
que esconde el rabo entre las piernas)
decidí no acercarme
y ver que tan preciosa estabas.

Las noches
aburridas con su saber del pasado,
con tu sabor alejado.
Los días,
terribles agonías
que parecen pesadillas en vida.
Continúan una tras otra,
corriéndose en las agujas de reloj,
esperando un nuevo drama
para saber a quién realmente
ama.

Peligrosa
de boca silenciosa.
Morena
de dulce tacto,
y sabor áspero,
enloqueciste mi vida patosa
con tus defectos ondulados.
Sin patria y sin nación,
ahora,
con mi hogar en tu cuello.
De ti huyo
de ti temo,
de ti quiero.














miércoles, 8 de junio de 2016

Brisa de un alma perdida.

La brisa de verano
entra por la ventana,
mientras brota sangre negra
de las más externas entrañas,
y las sensaciones de bienestar,
acopladas al alma,
tan solo tratan de no caer
en el más profundo
y adherirse a la primera locura
que se acerque con piernas bonitas
detrás de bambalinas.

Encontrando a la libertad
del hombre perdido,
entre las carreteras
con la brisa de verano en las mejillas
durante los días de anocheceres tardíos
y en los andares entre árboles
que silban al compás
de la ausencia de temor,
porque más temor que perder
lo que ya al final se ha perdido
no hay.

Entre el caos de las hojas
que ya no saben si vivir
o caer y marchitarse,
suenan los cuatro movimientos
que a destiempo
vuelven lunáticos
a los búhos de media noche
y a los lobos afiliados
a luz de la luna.

Bolígrafo en mano,
versos en mente,
pierde el ritmo latente
aquel ermitaño
curtido por los cientos de años,
creyente
aún de los ya viejos mitos
de amores eternos
y batallas ganadas a golpe de palabra.
Sentado esperando
a que pare el tictac
bajo el cobijo
de árboles no más jóvenes que él.

Bolígrafo en mente,
versos en mano,
toma su último aliento
de un amanecer ya casi naciente,
recuerda los años
de una larga vida
de extraños conocidos
que terminaron siendo irreconocibles
ante la retina de sus bocas
y los labios de sus ojos.
Muerto ya por dentro,
necesitado de vida encarnada
en frases regaladas,
durante las más tiernas baladas,
a las pieles magulladas
por sus destruidos amores.

Esparcido por el universo,
entrando como una brisa por una ventana,
resaltan los irreconocidos versos
de aquel viejo perdido, ahora,
en el tiempo,
encontrando a su amada
en lo eterno de estar muerto.

jueves, 26 de mayo de 2016

Maldito el humo que desprendes

Lo más lejos
de tus rizos,
sin poder oir
los balbuceos de tus labios.

Cojo un cigarro,
lo enciendo,
cierro los ojos,
le pego un calo,
y no echo el humo,
no hasta que elimine
lo tan imprescindible de matar
dentro de mí.

Esto
es lo más cerca
que me encuentro,
en este duro presente,
de ti;
la única forma que me queda
de tenerte en mí.
¿Qué hago yo ahora
con todas estas ganas de besarte?
¿Qué hago yo
con todas estas ganas de amarte?
Me quedo vacío de palabra
pegando una última calada,
recordando tu nombre
anhelando tus roces.

Te vas,
te marchas
y yo, otra vez,
fumando junto a mi bebida,
más solo
que un chiquillo abandonado.

Llorando como un bruto
en este atropello
de vagón de metro,
siendo esa imperfección
que intentó gobernar
lo salvaje tu vida.

Malditos los versos de Neruda,
que se alojaban entre las sabanas;
malditas las letras de Sabina,
que se respiraban en tu sonrisa;
malditas las noches de verano,
malditos los atardeceres de otoño,
malditas mis palabras de invierno.
Maldito yo,
malditos mis versos
que solo desprenden tu olor
y con los que muero
con la mano en el corazón

viernes, 29 de abril de 2016

Muerto en nuestra guerra.

Maltrecho
en el lecho de esta guerra,
absurda guerra
de miradas evasivas
uno del otro.

Muerto de miedo
en aquesta trinchera
en la que me encuentro
solitario
y completamente derrotado,
con temor a perder
más partes de mí,
aunque pocas quedan ya.

Ante ti,
en esos cara a cara,
me encuentro armado
con lápiz y papel
y mis ya inútiles versos.
Tan solo quiero morderte
en tu tersa yugular
hasta oírte gritar
tus mil y un orgasmos.

Abatido de un tiro
como un solo guiño
de esos ojos profundos.

Derrotado,
tirado en el suelo,
agonizando
y pidiendo clemencia a la muerte
para que termine ya
con este trabajo a medias.

Protegeré
mi corazón como nación,
y mi frontera en tus labios.

domingo, 17 de abril de 2016

Caminando por París y sin ti

Ahora
en lo más lejos de tu presencia,
pero donde aún puedo ver
tu ilusorio reflejo,
he conseguido perderme,
pero ni un ápice de la forma
en la que me pierdo entre tus lunares.

Me cuesta no recordarte
cada vez que veo escrito,
en los muros, un:
"Je t'aime"
el sentimiento
que siempre te dirigí
cuando miraba tu verdoso iris
y mi alma caía ante ti.

Anduve
por calles llenas de romanticismo,
odiando cada trozo de amor
por recordar todo lo sentido
hacia ti,
y sabiendo
lo bonito que sería estar
los dos
aquí
odiando ese amor
que tanto nos ha machacado.
Sería tan bonito
y tan hipócrita
que me duele.

Envuelto entre los poemas
y la bohemia
del "Shakespear",
como si volviera a estar
entre tus rizos,
entre tus mejillas sonrojadas,
y donde se escuchan
gritos en silencio
diciendo:
"Je vous aime
pour le reste
de mai éternite".

En la cima más alta
de la ciudad,
donde se desgastan
los labios,
en la cima de París
donde los besos
se sienten
con el doble de corazón
y con el triple de pasión,
me doy cuenta
que me sobra este frío
y me falta primavera.


en mi eterna derrota,
dentro en cama
fuera en huracán,
donde los mares
se convierten en océanos,
y en el que sigo siendo esa
crónica de una muerte
anunciada.

Miro las palabras
y las miradas hablan
no se lo que quiero
no se lo que debo.

Sigo teniendo mil y un miedos,
que me mantienen respirando
pero no vivo,
miedo de quedarme aquí
andar entre bulevares
y perderte de vista;
pero sé
que no hay ciudad
que se pueda comparar
con tu contorneada espalda.

sábado, 9 de abril de 2016

Mil y un cigarrillos a tu nombre.

Llevo mil cigarrillos
consumidos,
entre los bastidores de mi vida,
cada uno a tu nombre,
y que de la misma forma
que lo haces tú,
me matan completamente 
por dentro.
 Encuentro mil paquetes
de Chester entre mis cosas,
que al igual que yo,
están vacíos
y perdidos en los días.

Solo quiero coger la maleta
llenarlo de nuevos sueños,
 emociones diferentes
(dejando atrás ya
todos los sentimientos),
coger un paquete nuevo,
fumarme mil y un cigarrillos
con un nuevo nombre,
y montar en el primer vuelo
que me lleve tan lejos
que ya no pueda sentir tu mirada
y pueda vivir o morir
en paz.

Viajar lo más lejos posible,
donde pueda huir
de tu reflejo en los cristales,
aunque tema tu ausencia
y la desolación de tus acaricias.

Transcurren mis días,
mis perdidos días,
en lo fácil de mi auto-crueldad.

Sigo dudando
si fue buena idea
que tus labios rojos
me dejaran tanta marca
sin que yo,
estúpido de mí,
no hiciera nada cuando debía.

Ahora
entre los mil y un cigarrillos,
y con más copas en el cuerpo
que en toda mi vida he tomado,
intento aguantar
el sufrir de esta locura
que me ata,
y de la que hace tiempo,
decidí desistir de pensar
que es transitoria.

 Y por ahora
el tabaco
sigue apestando mucho menos
de lo que apesta la falta de tu tacto,
y estos ceniceros
tan llenos de recuerdos,
jamás han estado
tan vacíos de ellos.

Me encuentro entre luces rojas
de malditas carreteras
sin ningún fin,
en el que tan solo,
por absurdo e incoherente
 que parezca,
quiero encontrarte otra vez
para poder mirarte a la cara,
cogerte de la barbilla
y decirte "Adiós"
dándote un último primer beso.

lunes, 21 de marzo de 2016

Por ti, yo...

Siento las lágrimas
más húmedas de lo normal,
intentando, de lo físico, escapar,
recordando lo que le prometí a mi moral:
No volver a sufrirte más,
aunque cada gota lleve tu nombre
y llegue a mi boca sabiendo mal.

 Rehuyo de tu mirada,
tu verbo de significado diferente,
y de ello debes ser consciente.
Mi total debilidad es lo único
que ahora, en tu presencia, veo.
Desnudo
y perdido en el infinito
al mirar.
Sé en perfección
lo gran imperfecto de la situación
e intento asimilarlo
con lágrimas y remordimiento,
con sangre y alcohol.

Aquí de nuevo,
entre las palabras más vacías,
mientras escarbo
en lo más extenso de mis arterias,
intentando reprimir mis nervios
a lo lejos ver tu sonrisa.

Sigo notando tu sangre fría
congelando la mía,
siempre la misma historia,
siempre nervioso,
siempre echando de menos
tus momentos de silencio,
 silencio que jamás
era perder el tiempo.

Todo se me ha ido de las manos,
no me queda más imaginación,
mis horas están cada vez más muertas.
Por ti,
he destrozado
cada uno de mis principios;
por ti,
he escrito
cada uno de mis malditos versos;
por ti,
he estrellado
cada una de las botellas cuando estaba perdido;
por ti
he sufrido
por cada una de tus ausencias en mis recuerdos;
de ti,
me he enamorado y me he derrumbado;
de ti,
tan solo necesito un "ven"
y al fin poder ser.

sábado, 12 de marzo de 2016

Recuerdos en los bolsillos

Él
busca esa mirada
con sus estúpidos aullidos de reojo.
Intenta sangrar, pero apenas siente dolor,
más que el que lleva en el bolsillo.
Llenaba sus bolsillos de recuerdos
y de amores que le llevaron 
al suicidio literario.

Su canción,
jamás quería volverla a escuchar,
no quería recordar 
a la musa,
a la dueña 
de su arte,
ese que le hacía sentir
tan libre y tan especial.

Vuelven las caidas de imperios,
sin que a él le importen una mierda;
la muerte de su alrededor
no es más que inexactitudes,
subyugadas a los pecados inentendidos
por el resto de personas,
maltrechas por sus corazones de cristal,
rotos en millones de pedazos;
la vida es tan solo
la efímera preocupación de existir
eternamente,
aunque solo sea en un pequeño recuerdo.

Para él,
eso es lo que ella era ahora,
un pequeño recuerdo
guardado en el bolsillo de atrás,
como una mota de polvo,
que solo le queda volar
tan lejos como pueda,
pero perdurando en ese recuerdo
tan eterna como la muerte
tan efimera como la vida,
tan grande como un imperio,
tan destruida como las ciudades caidas,
tan hermosa como la sentía
entre sus brazos.

domingo, 28 de febrero de 2016

Te convertí en mi poesía

Seguía
 vagando en esta vida,
tan solo con recuerdos en mi espalda,
arrastrándome por cada esquina
mientras me helaba las piernas
y saboreaba la amargura gratuita
que ofrece la existencia.

Como dijo aquel conejo
del famoso cuento:
"La eternidad a veces son
solo segundos"

Transcurro
por mi eterno invierno
acompañado de mis fieles gritos,
mientras me enamoro
y ofrezco todo lo que soy,
 sin permitirme dar menos,
pero destrozando
todo amor propio.

Ahora
 tan solo me queda
esperar una nueva primavera.
para curar otro eterno invierno.

Aúllo, cuando
la escasez llega a mi almohada,
en busca de arañazos
y de bailes con el diablo,
mientras me inundo
de cada maldito verso
que me encuentro en los puentes fríos.

Recuerda
que no olvido cada
pluma de tus alas
y que nunca dejaré de desear,
 tan lejos como podamos, volar.

Dejo
de prometer cielos
tratando de acoplarme a infiernos
hechos para mí solo,
donde nunca existió rastro
de un nosotros en lo eterno,
ni siquiera un rato pequeño
en lo efímero.

Tan solo
encuadras absurdos escudos
delante de tu alma; y yo muerto
en llanto.

Una vez más,
no sé si te atreverás
a bailar con mis demonios e inseguridad
para ganar de nuevo mi alma,
o si simplemente me volverás
a vender al pero postor que encuentres.

Mira,
te convertiste en poesía
sin darme cuenta,
ha sido la única forma
de que, en mí, te vuelvas infinita.

Yo,
me cedo a los poemas escritos,
porque en ti me he convertido,
porque solo tú has estado en el centro,
porque sigo sin haber revivido,
porque sigo devorando tus libros,
porque en realidad nunca de ti me había enamorado.

Tú, absoluta,
te creíste, de ineptos, patrañas,
de mentiroso, palabras,
para emprender marcha
y pensar que jamás de mí de acordarías.
pero te encuentras leyendo esto ahora,
o al menos eso espero de ti, señorita.
Porque de tu mente, llena de locuras,
he sido gran parte;
de tus llantos, he sido incluso lágrimas;
y de tu amor, he probado lo más parecido
que has sabido dar.

Sé,
que nada puede cambiar el presente,
por más que escriba cada noche,
ya que ni en lecho de muerte
sabre lo que es volver a tenerte.

domingo, 21 de febrero de 2016

Escribir para inhibir

 No sé ya ni cómo escribir,
me encuentro desolado,
han pasado ya días desde mi desastre,
te he podido mirar,
e incluso,
dirigir unas cuantas palabras,
pero todo es tan triste.

Por las esquinas,
donde voy andando,
lloro sin parar de pensar
en lo desolador que se han vuelto 
todas las canciones que escucho,
en lo cerca que te tuve
y en lo lejos que te encuentras ahora.

Miro el móvil
deseando ver un mensaje tuyo
diciendo:
-Hola, ¿cómo estás?
Vivo esperando
que me digas 
que me echas de menos,
que quieres volver a verme.

Solo me encuentro
entre la soledad de las calles,
abandonado
y deambulando
por cada rincón,
buscándote entre los ojos
de la gente,
esquivando las sonrisas.

Escribo y reescribo
cada frase que te quiero decir
sin saber claramente cómo sentir
las gotas de lluvia que me mojan.

Mantengo lo dicho,
ya que poco puede cambiar;
me muero por ti,
maldita loca
de sonrisa bonita.
¿Qué tengo que hacer
para poder olvidarte
o para comprender por qué
me dijiste lo que me dijiste
y ahora te rindes 
tan fácilmente?

Otra noche más de insomnio
en la que me encuentro
tirado al lado de la cama,
sufriendo,
tan solo por las ganas mismas
de sufrir,
y odiando cada ápice
de mí
mientras miro tu foto
y llenándola de lágrimas
entrecortadas,

Colapsando todo lo sentido
y lo nunca dicho
intento que la vida se detenga,
intento salvarla,
intento mantenerla
y que prosiga
sin que sienta pánico
a lo que ocurra.

Intenté huir lo más lejos posible,
donde la oscuridad
ya ni se puede ver,
donde los gritos
no son más que susurros
y donde los llantos
son simples comienzos.

¿Beber para volver a olvidar,
o olvidar para volver a beber?
No sé,
estoy lo suficientemente borracho
como para no saber
que es realidad
y que es ficción.
Sé que nunca fuimos nada,
y soy yo el culpable
de estas huellas en la arena.

Ahora que me encuentro
en esta locura transitoria,
de la que no sé
si realmente saldré,
intento consumirme
poco a poco
con cada letra
que no te quiero escribir,
pero que escribo
solo para poder inhibir.


domingo, 14 de febrero de 2016

Realmente todo, y nada a la vez

He evitado escribir esto de todas las maneras posibles, pero en este instante no me quedan ya fuerzas para poder luchar más. Además, soy el chico que siempre pierde las batallas, ¿no es así?

Entre un punto muerto
y enfrente al vacío profundo 
de un precipicio,
en el que era tanto 
lo muerto del punto,
como lo vacío
de aquel precipicio
en el que me encontraba.

Digamos
que en el último aliento de mi cordura
intenté que supieras a qué venían
los ires y venires de mi cariño
y porque llegué a sobrepasar la amistad
hasta llegar a ser el loco sentimental que soy ahora.

Intenté armarme
con tanto valor ,
pero temblaba
como si estuviera
ante la misma muerte.

Nos sentamos mirándonos
y respirando un aire de preocupación,
me abres una cerveza
tan bonita como siempre,
empiezo a beber
tragando aire como si 
mi corazón dejara de palpitar,
sonrío de forma irónica
ante esa situación.
Entonces
decides preguntar:
-¿Qué te pasa conmigo?
Echo una ligera carcajada
porque pienso
"Tantas cosas,
pero ninguna a la vez".
Me miras como si estuviera loco,
y realmente lo estoy.
Vuelvo a beber 
y a respirar profundamente
por enésima vez,
tomo la decisión 
de las palabras exactas,
mi corazón deja de palpitar,
espera,
aguanta,
no palpita,
y digo:
-Soy un completo gilipollas.
Te extrañas:
-¿Y eso por qué?
Con el valor en mi corazón
y éste quieto como una piedra:
-Soy gilipollas, básicamente
porque me he enamorado de ti.
Jamás había escuchado
un silencio tan absoluto,
hasta ese momento.
Me miras sin saber qué decir,
yo te miro pensando
en lo bonito que sería el suicidio
en ese momento
mientras me coges la mano
tímidamente.

El silencio impera el ambiente,
y te digo:
-Sabes que ahora
todo va a cambiar entre nosotros.
Asientes con la cabeza.
Ahora mismo,
veo tu voz tan lejana 
como la Luna,
Mientras yo intento ahogar
mis sentimientos en la cerveza
tu cojes tus cigarrillos y te los fumas
como si te fuera la vida en ello.
Ninguno se atreve a decir algo,
hasta que preguntas entre sollozos:
-¿Qué quieres que haga?
-Yo... no sé.
La escena se vuelve a repetir 
varias veces
entre silencios más largos
que la misma eternidad.
Hasta que amplío mi respuesta:
-No sé, quisiera separarnos,
pero se que me muero
si no estoy junto a ti.
Subes la mirada al techo,
intentando reprimir lágrimas.
Te lanzas ferozmente hacia mí
dándome un abrazo
que me duele como un puñal
en el pecho.
Te intento apartar de forma suave,
y lloras mientras me preguntas:
-¿Qué hago yo ahora sin ti?
¿Quién me va a cuidar?
En mi interior, pienso
que ese es el deber
del chico con el que estés,
yo ese papel,
por desgracia para mí,
ya no lo puedo realizar,
al menos sin morirme al mismo tiempo.

Sigue habiendo miradas y silencio,
lágrimas en tus mejillas,
como si a ti te estuviera doliendo
mucho más que a mí.
Me repites todo lo importante
que soy en tu vida,
pero como amigo,
que te enamoras de gilipollas
que te tratarán mal.
No,
joder,
!NO¡
Eso es lo peor que me puedes decir,
joder,
quiero que estés con alguien 
que te haga todo lo feliz que te quiero ver,
no mierda,
en verdad quiero que estés conmigo,
pero intuyo,
para mi desgracia,
que esta es otra batalla perdida para mí.

Saco todo lo retórico,
todos los versos que
te llevo escribiendo
desde hace ya tiempo
y te los suelto
entre trago y trago.

Luego te surgen dudas
como qué hacer
cuando me veas
mañana en clase,
qué va a pasar
a partir de ahora,
y te explico:
-A partir de ahora,
nos costará pronunciarnos
palabra alguna,
nos miraremos de reojo
para saber cómo estamos,
y los silencio incómodos que teníamos
van a ser aún más incómodos...
-No, cariño,
los silencios contigo
jamás eran incómodos,
sabías exactamente cuando
estar callado.
Al escucharte decir eso
no aguanto más
y rompo a llorar.

En verdad,
cada palabra
cada frase que me dirigías
me rompía un poco más
por fuera
por dentro.

Nos lamentábamos
sabiendo que no volveríamos
a hacer las cosas de antes,
 recordando todo el tiempo
que hemos invertido
en nosotro juntos,
las promesas futuras.
Mientras seguíamos
.en silencio llorando,
tu no parabas de fumar,
yo no paraba de beber.
Ahora,
fumo y bebo
sabiendo que no te volveré
a ver.


sentada en la encimera,
sin parar de llorar
y diciendo que eres de todo
por no darte cuenta
o por no haberte querido dar cuenta,
por haberme hecho sufrir.
Te veía tan triste
que me dolía,
así que
reprimiendo sufrimiento y dolor,
te digo una tontería graciosa,
entonces me abrazas,
mientras te ríes y lloras a la vez
diciendo:
-Ves, hasta en los peores momentos
sabes sacarme una sonrisa.
Y te digo con todo el dolor del mundo:
-Si no hago eso,
¿qué me queda en esta vida?
Me sigues dando besos en la mejilla
y yo queriendo comerte la boca
hasta desaparecer.

Realmente sé que
se pasaba por tu cabeza,
el irte de la ciudad,
te digo que ni se te ocurra,
entonces,
me sueltas:
-Ahora mismo,
me siento como cuando llegue
hace ya más de dos años,
completamente sola.
-Yo, no quiero abandonarte, preciosa,
no te haces a la idea de todo lo que
te quiero,
ni la más mínima,
deseo seguir viéndote,
y sobretodo feliz,
conmigo o sin mi,
pero feliz.
.
Sé que tenía que haber parado
hace ya tiempo,
sabía que iba a acabar en el pozo,
pero fui estúpido
y tuve que perderme entre tu locura,
y tus rizos.

Sigo soltando estupideces
para que pares de llorar
y, al menos,
verte sonreír por última vez.
Y tras las tres horas
algo tortuosas
y de pura tortura
decido marcharme.
Me das un beso,
me pides perdón,
te niego con la cabeza.

Intentando esquivar la lluvia
vuelvo a casa,
he perdido la cabeza,
la razón,
para un simple beso
y "un gracias por estar ahí"
Tenía tanto que darte,
tantas cosas que enseñarte
que no sé cómo viviré,
ahora solo eres un pensamiento.


domingo, 7 de febrero de 2016

Quédate

Quédate conmigo
solo un momento más,
un último cigarrillo,
de esos que
alimentan las almas rotas,

Te quiero
en mi eternidad,
entre el ruido de mi hogar,
en los llantos del ayer
y en nuestras risas de mañana.

Sabes,
nunca seré el chico valiente que
se atreve
a mirarte directamente a los ojos,
que muerde cada curva
de tu cuerpo;
jamás seré aquel
que osa a robar
el más mínimo
y tímido, a su vez,
beso de tu boca.

Quédate a mi lado,
solo hasta que me calme,
respire profundamente
y te dirija mis palabras.

No importa las veces
que muera y
vuelva a renacer,
seguiré encontrando
en tus labios
esas ganas de desatar
un hermoso caos
con un atrevido beso.
Si no eres tú,
la vida no tiene significado
de aún no muerto.

No te mentiré,
nunca lo pedí,
pero te juro por mis versos
que siempre de amaré.

jueves, 21 de enero de 2016

Tirado y borracho.

Me encuentro tirado bajo tu portal,
la noche no puede ser más dolorosa,
no me queda más whisky
donde ahogar palabras.
El frío inunda mi piel
de escalofríos,
y de lágrimas, mis ojos.

No quería verte partir,
créeme cuando te digo
que no hay frío comparado
con tu ausencia,
créeme cuando te digo
que soy feliz contigo
que no puedo articular palabra escrita
junto a ti.

El pobre diablo en el que me he convertido
con el alma impregnada de desgarros,
de valentías arrastradas por el suelo,
de venas cortadas y gangrenadas,
no para de gritar y sufrir.

Sigo borracho bajo tu portal,
sin saber qué hacer,
sin saber
 si te desvelarías por estar un rato conmigo,
sin saber
 cuantos cigarrillos me quedan.
Agonizando,
esperando a que bajes
y me muerdas.

Ahora,
el roce de tu piel  me hace llorar,
no comprendo lo qué pasa.
Me siento en un estado de espera
en esta calle oscura
sin poder explicar
por qué siento aún esto
por qué mi alma no puede borrar
sin reírse en mi cara.

Quiero volver a sentir
tus huesos en esta batalla,
quiero dejar de sentir el frío
en mi interior en esta calle oscura.

jueves, 14 de enero de 2016

Entre pecho y espalda

 No eres más que una simple letra
de entre todos mis poemas,
solamente has dado en paseo
entre mi pecho y cabeza.

Letra que se ha vuelto pura ironía
de una sonrisa helada,
transformada en una última chispa.

No me vuelvas a mirar así, 
por favor,
no vuelvas a ser pronunciada,
 mi maldita voz no aguanta
el ser opacada por tus ojos.

¿Y ahora qué?
No aguanto bajo la lluvia sin ti,
ya no soporto la melancolía 
de los relámpagos en la soledad.
Paso las noches entre tormentos
en el que las llamas
arden entre mi pecho y espalda,
en el que el alcohol
no puede inhibir ya dolor.

El miedo se expande
confundiendo lo que es real,
mintiendo en mi imaginación.

¿Qué puedo hacer yo?
Si solo soy un hombre más,
olvidado entre tu piel,
solo he perdido la razón
la cordura,
e incluso, sin darme cuenta,
la locura
sobre tu pecho
sobre los lunares de tu espalda.

Escaparé,
y me encontraré
desdibujando todo el tiempo silencioso,
reencontrando razones,
escuchando la tierna voz
que susurraba al oído
mi nombre como si fuera único
e inalcanzable.

miércoles, 13 de enero de 2016

Solo dime algo.

Sangran las miradas entre salidas;
 las dichosas palabras, que tanto cautivan,
los momentos tiernos;
las noches más oscuras, pero juntos;
sangran los besos, entre sonrisa y sonrisa;
pero cuando más sangran
es cuando no los das,
cuando tu atención se pierde
entre ineptitudes 
y antonomasias.

El tiempo no apremia los esfuerzos,
no permuta el resultado,
la lucha entre las miradas
no cambiaron lo maldito esperado.

Quemada ya mi garganta
por aullar demasiado, en busca de tu presencia.
No hay nada que puedas hacer
para que este insomnio
no salga de mi puño y letra.
Aún encuentro susurros bajo mi almohada.
Puedo sentir aún las locuras de mi cabeza,
aunque cada vez más entrecortadas;
los llantos no ceden a la tranquilidad,
rompen sobre mi rostro
sin saber cuanto más aguantará.

El intervalo estático,
la silenciosa danza que transcurría
cuando podía mirar la profundidad de tu mirada,
sin más oportunidad que ninguna,
a llegado a ser consumida
por la ceguedad de tus actos
y lo inalcanzable de ti.

No he dejado más que mi total,
mi alma 
mis malditos versos
en una inutilidad de sueño,
pendiente siempre de un hilo,
para llegar a pesadilla.
Me moriría si no fueras ese sueño,
si no fueras esa proporción
que me hace ser más demente,
pero la agonía entre el ser pesaroso
y misántropo que soy,
y tu destructor ser
y dividida.
se hace irritable.

Solo dime algo.