martes, 5 de julio de 2016

No es suficiente.

Rompes la mutua indiferencia,
estipulada,
no en contrato,
pero sí en ilusorio pacto.

Te atreves a llamarme,
borracha,
a las 5 de la madrugada,
con una de nuestras canciones
(aunque no te acuerdes de ella)
al fondo de un audio,
diciéndome,
que no te has podido olvidar de mí
durante todo este tiempo.
Ironías de la vida,
que no se harta de burlarse 
de este perro vagabundo.

¿Cuánto más he de sufrir por ti?
Si maltréchaste mis besos
en todo el pasado.
¿Intentas destrozar los ápices que quedan de mí?
Joder,
si siguiéndote he perdido el norte,
llegando a no saber si vivía en tu cuello
o en el mio.
¿Quieres volver a morderme
sin buscar más que amistad?
He dejado demasiadas cosas perdidas
en el maldito camino
para volver a otra de tus mentiras,
para volver a perder y perder,
aún más, de lo perdido que estoy ya.

Volví al punto,
en el que ya ni existe orgullo,
ni mucho menos,
nunca hubo orgullo
tal y como tú piensas,
si lo único que soy en un atajo
de miedos
y nervios,
incontrolables,
al ver pasar tus ojos.

Me he balanceado por un hilo
encima de un vacío,
por ti.
Soy todo lo que soy
por ti.
Y tu eres lo que quiero,
y por ende,
no quiero perder.

No hay comentarios:

Publicar un comentario