jueves, 23 de julio de 2015

Noche.

La noche que empezamos con un juego,
un juego de seducción,
nuestra gran fogosidad mostramos,
bajo un cielo escuro y estrellado,
en un lugar perdido
y alejado.

Terminamos con el juego,
con esa dulce sensación de pasión,
tu moreno cuerpo exhausto
estaba tan encendido como mi cigarro.
Miraste mi alma con tus marrones ojos
y me quitaste el cigarro de los labios
lo llenaste de tu carmín rojo
¡Por Dios!
Jamás quise fumarme más ese cigarro
que en aquel momento.

El humo, que salía tocando
tus tiernos labios,
se mezclaba con el anochecer oscuro
con el cielo estrellado.

Me diste un beso
te correspondí con otro,
volvimos a desfogarnos
cuerpo y alma con alma y cuerpo.


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